lunes, 15 de junio de 2015

SIGLO DE LA RAZÓN Una Lluvia de Metales Novedosos (continuación)

SIGLO DE LA RAZÓN
Una Lluvia de Metales Novedosos (continuación)
CUATRO MINERALES PARTICULARES
Al tiempo que Lavoisier buscaba afanosamente satisfacer su anhelo de encontrar el elemento que jamás halló, el alemán Martin Heinrich Klaproth (1743 – 1817) descubriría multitud. La producción de Klaproth en este campo fue sobresaliente destacándose además su gran sentido de la ética al dar el correcto crédito a los descubridores de los elementos por él estudiados y cuyo hallazgo estaba siendo atribuido a su cosecha. Uno de estos casos se presentó con el elemento que Klaproth llamó Telurio y con el que prácticamente sacó del anonimato a su verdadero descubridor Muller. El otro corresponde precisamente a un elemento descubierto posteriormente a los encontrados por el propio Klaproth.
1789 EL CIRCONIO Y EL URANIOA pesar de haber sido Boyle el fundador del método analítico del que se valieron muchos químicos para sus estudios, a Klaproth se le ha conocido como el Padres de la Química Analítica debido al elevado número de aciertos que cosechó haciendo uso de los procedimientos propios de esta, hoy, una de las ramas de la Química. Los elementos encontrados por este alemán se debieron al análisis de dos tipos diferentes de rocas, la primera una piedra semipreciosa conocida como Circón, de la que por medio del análisis clásico, aisló una sustancia que él mismo consideró el óxido de un nuevo elemento; obviamente a este elemento lo llamó Circonio. La segunda, una extraña roca negra y pesada que se conocía con el nombre de Plechblenda a la cual después de cerca de dos años de estudio le extrajo lo que al parecer él consideró un nuevo elemento, a pesar de que lo que había logrado aislar era justamente su óxido. De cualquier forma fué Klaproth el primero en llamar la atención acerca de un nuevo elemento en tal mineral y debido al logro astronómico de 1.781 consistente en el descubrimiento del séptimo planeta del sistema solar el único que no giraba en el mismos sentido ni en el mismo plano de los demás, al que habían llamado Urano, el químico alemán denominó al nuevo elemento Uranio.
1791 EL TITANIO. 1793 EL ESTRONCIOKlaproth siguió trabajando con estas extrañas rocas operando su disolución ácida para la posterior precipitación de un óxido. En el año de 1.795 habló del resultado del análisis de un tipo particular de arena, el que consistía en la separación de otro óxido de un nuevo elemento al que llamó Titanio; nuevamente su sentido de la ética lo llevó a reconocer que el primero en haber mencionado este tipo específico de sustancia había sido, cuatro años atrás, el mineralogista William Gregor (Gran Bretaña, 1.761-1.817) quién había estudiado en Cambridge y asombrado por el extraño hallazgo de una arena negra, la estudió varios años concluyendo que en realidad se trataba de una sustancia nueva. El hallazgo pues corresponde a Gregor y el nombre a Klaproth. En forma en todo similar, para 1793 había identificado el estroncio.


MINERALES DESCONOCIDOS.

La búsqueda de elementos se convertía cada día en un propósito más específico y los químicos dedicados a este oficio se habían convertido en verdaderos detectives del oficio. El análisis de materiales de conocimiento común para el posible hallazgo de sustancias elementales, estaba cayendo en desuso debido al éxito del análisis químico. Era menester encontrar principalmente rocas, arenas y tierras que no fueran de iterativa aparición y por lo tanto objeto de aun menos frecuente estudio para que el exitoso método analítico rindiera los frutos esperados.
1794- EL ITRIO.En la época, a los óxidos de los metales que eran insolubles en agua y que además no se descomponían al ser calentados se les denominaba Tierras; en esta clasificación cabían por tanto el Oxido de Calcio, de Hierro, de Silicio, y otros incluyendo los que había trabajado poco antes Klaproth. Dentro de la búsqueda de sustancias poco conocidas se empezó a aislar óxidos de las características antes mencionadas y por lo tanto se denominaron Tierras Raras. El primero en aislar una de estas tierras fue el químico finlandés Johan Gadolin (1760 – 1852) quién trabajando en una roca encontrada en una cantera de Ytterby aisló un óxido del que dijo contenía un nuevo elemento al que llamó Itrio, el mineral estudiado por el finlandés contendría según descubrimientos posteriores muchos elementos de las llamadas tierras raras.
1797- EL CROMO Y EL BERILIO.Es sorprendente notar cómo, mientras hombres de destacada inteligencia dedicaron prácticamente toda su vida a encontrar un elemento sin conseguirlo, un químico (no menos capaz) lograba descubrir dos el mismo año. Tal evento había sucedido ya con el sorprendente Klaproth y se repitió en 1797 cuando el francés Louis Nicolas Vauquelin (1763 – 1829) reconoció la existencia de dos elementos. El primero en una sustancia que generaba compuestos multicolores la cual procedía del desierto helado de Siberia; al elemento aislado de tal mineral lo denominó Cromo. El segundo, como resultado del análisis de las piedras semipreciosas esmeralda y berilio; al nuevo elemento lo llamó berilio. Vauquelin fue otro de los boticarios destacados en la Química, quién además llegó a ser catedrático universitario.
1801- EL NIOBIO.Al igual que el Platino, el Niobio tiene su origen en el nuevo continente. En Estados Unidos se encontró un extraño mineral el cual fue analizado en Inglaterra por Charles Hatchett (1765 – 1874) quién después de un exhaustivo análisis determinó que contenía un nuevo elemento; puesto que el elemento provenía de la tierra de Colon este fue llamado por Hatchett, Columbio. Al año siguiente el descubrimiento de otro elemento de similares propiedades puso en tela de juicio la existencia del Columbio como una sustancia elemental diferente, sin embargo luego se comprobó su individualidad y el elemento fue rebautizado con el nombre de Niobio (nombre dado por el alemán Heinrich Rose basado en el nombre de Niobe, hija del mitológico Tantalo y nieta de Zeuz).
1802- EL TANTALIO.Anders Gustaf Ekeberg (Suecia, 1.767-1.813) uno de los difundidores de la química de Lavoisier en Francia, fue el encargado de descubrir el Tantalio. Este hallazgo lo hizo a partir de minerales encontrados también en Ytterby. Aunque el Tantalio a diferencia del Itrio no posee las características de una tierra rara, la nueva sustancia era inmune a la acción de los ácidos y al parecer por esa propiedad se le comparó con el mitológico hijo de Zeuz, Tantalo.
1.803- EL CERIO.El hallazgo de una nueva roca en una de las haciendas de la familia, hizo entrar en sospechas al mineralogista Wilhelm Hising (Suecia, 1.766-1.852), conocido como Hisinger debido a sus abolengos nobiliarios. Hising hizo conocer el nuevo mineral a varios químicos de la época para que adelantaran estudios con él. Sin embargo fue él mismo después de una larga y tesonera labor de análisis quién advirtió la presencia de un nuevo elemento al que llamó, influenciado por los astrónomos (como le había sucedido a Klaproth con el Uranio), Ceres.

1.803- EL PALADIO Y EL RODIO.
En el mismo año en que Hising concluía con éxito su larga labor, el hijo de un clérigo, descubridor de un método orfebre para el martilleo del metal precioso, Platino, William Hyde Wollaston (Gran Bretaña, 1.766-1.828) descubrió en el mismo año otros dos elementos. Tales elementos se encontraban como impurezas del Platino, y luego de aislarlos los nombró: Paladio por el recién descubierto asteroide Palas y Rodio por su color rosado.

1.804- EL OSMIO Y EL IRIDIO.
Los dos últimos elementos hallados en este periodo que se caracterizó por el estudio de rocas y gases en base al método de análisis clásico, estuvieron a cargo de otro hijo de un clérigo, Smithson Tennant (Gran Bretaña, 1.761-1.815), tuvo como ayudante suyo a Wollaston y por una halagadora coincidencia entró a la galería de la fama con los mismos méritos que su discípulo. Los hallazgos del ingles consistieron en un elemento al que llamó Iridio y otro al que llamó Osmio de las voces griegas Iris (color) y Osme (olor).

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