EL SIGLO DE LAS LUCES
Galileo Galilei: Nuncius Siderius
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GALILEO GALILEI: EL PRIMER CIENTÍFICO MODERNO
Fue Galileo Galilei (1564 – 1642) quien asestaría los golpes más contundentes contra el sistema geocéntrico al construir el telescopio y utilizarlo en la observación del cielo. En rápida secuencia hizo observaciones que no solo contradecían las nociones aristotélicas sobre la naturaleza de los planetas y el modelo geocéntrico ptolemaico sino que comprobaban experimentalmente las ideas copernicanas de un sistema heliocéntrico.
Galileo había nacido en Pisa el año de la muerte de Michelangelo, y pronto su familia se trasladó a Florencia. Estudió medicina en la universidad de Pisa y, aunque no se graduó, regresó a enseñar matemáticas, en 1589, interesándose en el estudio de la física siguiendo a Arquímedes y no a Aristóteles. Tres años más tarde obtiene la cátedra de matemáticas en la universidad de Padua, en la República de Venecia, donde permanecerá hasta 1610. Su interés por la astronomía lo manifiesta en una carta a Kepler, en 1598, cuando éste publica su Mysterium Cosmographicum.
Su observación de una nueva estrella (supernova) en 1604 lo lleva a medir el paralaje, y demostrar que ésta se encuentra más allá de la Luna; da conferencias donde afirma que debe admitirse que los cielos cambian.
En 1609, el año en que Kepler publica su libro Nueva Astronomía, Galileo oye hablar sobre la invención en Holanda de un instrumento para ver de lejos (probablemente descubierto por Hans Lipperhey en el año anterior) y para junio ya ha duplicado la invención que presenta al Senado de Venecia: un telescopio con un poder de ocho aumentos. Con telescopios cada vez más potentes, comienza a observar la Luna, describiendo montes y valles, muy similar a la Tierra y en todo contrario al éter aristotélico; en enero de 1610 nota pequeñas estrellas cerca de Júpiter y logra determinar que son cuatro lunas de Júpiter. Para marzo, publica Sidereus Nuncius, “Mensajero Celeste”, dedicado a Cosme II, Gran Duque de Toscana, y les da le nombre de “estrellas medíceas”. Kepler le envía una carta a Galileo apoyando sus descubrimientos que publica en Praga como Conversación con el Mensajero celestial, reimpresa en Florencia pocos meses más tarde.
Para Galileo la verdad del sistema heliocéntrico es incontestable y como pruebas irrefutables se encuentran, en primer lugar, el sistema solar en miniatura que representa Júpiter y sus lunas, que Kepler llamó satélites, y terminaban con el antiguo mito babilónico de que solo podían existir 7 y el mito aristotélico de que la Tierra es el centro de todo movimiento. Las fases de Venus prueban la falsedad del sistema de Ptolomeo y la rotación de Venus alrededor del Sol, de acuerdo al sistema de Copérnico. En cuanto a la perfección de los cuerpos celestes, la Luna con sus montañas y valles, y el Sol con sus manchas demostraban lo contrario. El tamaño de las estrellas fijas no aumentaba vistas por el telescopio lo que implicaba que se encontraban a enormes distancias; de ahí la ausencia de paralaje. Por último, la Vía Láctea aparece compuesta de infinidad de estrellas no visibles a simple vista lo que era inexplicable desde el punto de vista de que la creación estaba al servicio del hombre.
Galileo tomó sobre sus hombros lo que Copérnico había evitado: superar el rechazo y convencer al mundo de la verdad de su sistema, una empresa formidable ya que no se aportaban pruebas del movimiento de la Tierra, movimiento que contradecía la observación de los sentidos, incluido el sentido común. Galileo escribía al único científico que creyó en él y lo apoyó, Kepler:
“Tú eres el primero, quizá el único, que después de una paciente investigación, has dado crédito completo a mis afirmaciones... ¿Qué dirías de los filósofos más importantes a quienes me he ofrecido miles de veces, por propia voluntad, para enséñales mis estudios, y que, con la perezosa obstinación de una serpiente después de comer, nunca han consentido en mirar los planetas, o la Luna, o el telescopio?”.Galileo, lo que tenía de genio y valentía, le faltaba de prudencia y apreciación de los problemas políticos y religiosos que, en ese momento, alcanzaban el máximo de virulencia como se manifestaba en la Guerra de los Treinta Años.
1570-1603: Los Monarcas Absolutos II
1547-1603: Isabel I de Inglaterra
1548-1589: Catalina de Médicis de Francia
1557-1598: Felipe II de España
1557: Siena, luego de caer en poder de Carlos V, queda anexada a Florencia.
1558: Se crea el Gran Ducado de Toscana, con Cosme I de Médicis como Gran Duque
1565: Los españoles se toman las Filipinas y fundan la ciudad de Manila
1568: Inicio de la Revuelta de los Países Bajos
1571: Batalla de Lepanto: Venecia y España derrotan a los turcos otomanos.
1582: Se adopta el calendario gregoriano
1588: Derrota de la Armada Invencible
1600: El dominico Giordano Bruno es quemado en la hoguera.
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